"Forma parte de esta fatal situación el hecho de que incluso el reformador más sincero, que en un lenguaje desgastado recomienda la innovación, al aceptar el aparato categorial prefabricado y la mala filosofía que se esconde tras él, refuerza el poder de lo existente que pretendía quebrar."
No es un fragmento de una conferencia de autoayuda educativa, sino de Dialéctica de la Ilustración, de T. Adorno y M. Horkheimer. Está escrito en 1944 y habla de la cultura aunque parezca que esté escrito anteayer y hable de la educación hoy.
Y por ahí podría empezar una crítica a la fundamentación (es un decir) de la pedagogía institucionalizada que, en nombre del cambio y el progreso, fabrica entelequias bajo el significante fetiche "innovación".
Cuando empiezas a sospechar que quizá entonces hablen simplemente un progreso tecnológico, puramente instrumental, compruebas que el uso de esa tecnología es a menudo casi recreativo, cuando no directamente un pasatiempo que ni siquiera integra las aplicaciones y plataformas más actuales... Y es entonces cuando regresas a Adorno/Horckheimer tratando de encontrar un punto de salida hacia alguna dirección que no implique sacrificar el rigor a la visibilidad y aclare el sentido, y con él, el recorrido.
..."incluso el reformador más sincero, que en un lenguaje desgastado recomienda la innovación, al aceptar el aparato categorial prefabricado y la mala filosofía que se esconde tras él, refuerza el poder de lo existente que pretendía quebrar."
No es un fragmento de una conferencia de autoayuda educativa, sino de Dialéctica de la Ilustración, de T. Adorno y M. Horkheimer. Está escrito en 1944 y habla de la cultura aunque parezca que esté escrito anteayer y hable de la educación hoy.
Y por ahí podría empezar una crítica a la fundamentación (es un decir) de la pedagogía institucionalizada que, en nombre del cambio y el progreso, fabrica entelequias bajo el significante fetiche "innovación".
Quizá el debate posible podría empezar por preguntar por el sentido de ese cambio, pero los gurús y los enterados callan: dan tan por supuesto que es un cambio y que el cambio es para bien, que no tienen respuesta ensayada o tal vez ni siquiera se lo hayan preguntado nunca ellos mismo.
Si preguntas después si el cambio del progreso, responden un sí rotundo que no apoyan en argumentos: eso también hay que darlo por supuesto. Si acaso, apelan a una tecnología que apenas conocen superficialmente, igual que el gurú primitivo ostentaba el fetiche sagrado de un dios tan todopoderoso como incognoscible.
..."incluso el reformador más sincero, que en un lenguaje desgastado recomienda la innovación, al aceptar el aparato categorial prefabricado y la mala filosofía que se esconde tras él, refuerza el poder de lo existente que pretendía quebrar."
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