"La comunidad educativa pide al Gobierno que los alumnos evalúen a los profesores en la ESO"
La comunidad educativa aludida en el titular de la noticia parece reducirse a las empresas y editoras en busca de nuevos contratos y ampliación de negocio, porque esas evaluaciones ya se hacen y, a pesar de que, una vez más, las empresas de servicios paraeducativos vienen a dar lo que no tienen a quienes no lo necesitan, muchos profesores han salido en tromba a ofrecerse voluntariosos a hablar de este nuevo asunto con que los medios les obsequian y marcan la agenda.
Muy de acuerdo con el modelo gerencial, mucho mejor que el democrático: después de vaciar de competencias al claustro de profesores en los centros educativos, también se quiere eximir al profesorado de la responsabilidad de fijar criterios académicos y pedagógicos. Esto reduce su palel de agente educativo a dócil y productivo preparador de pruebas y pasador de controles de calidad industriales al alumnado, porque la evaluación del alumnado también queda reducida a eso. Venga a decir que la escuela reproduce el modelo industrial del siglo XX y ahora la solución es volver al modelo fabril del XIX.
En todos los centros públicos se hace algún tipo de evaluación del profesorado desde hace más de 10 años, así que parece muy racional y productivo que en vez de eso, que al parecer es muy caro e inútil, le paguemos 625 000 € a una empresa externa, y elegida a dedo si es posible, como hacemos ya con la evaluación externa al alumnado. Donde dice evaluación, puede poner auditoría...
Como sobran recursos humanos y materiales para educación, parece muy buena decisión tirar esos caudales públicos por esa alcantarilla y hacernos los guays: ¡yo no tengo nada que ocultar! ¡No temo a las evaluaciones externas! Yo y mi yo y mi Ballantines tenemos la conciencia tranquila. El asunto administrativo y social ¿para qué vamos a abordarlo? La dignidad del oficio... parece el título de una serie o novela de reputación dudosa.
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